viernes, 13 de noviembre de 2015

La emoción y la sensación del movimiento

De nuevo me siento frente a mi ordenador, ante un pantalla en blanco, junto a una mente llena de diversas emociones provocadas por una evaluación de mis actos durante estas semanas, dispuestas a salir a la luz.

¿Comó empezar a decir aquello que mi alma ha emanado tras una sabiduría que el ser humano sabe hacer con naturalidad, y yo he ido reeducando?

Cada día que ha pasado he estado trabajando en conexión con mi tronco, mis brazos y mis pectorales, para controlar todo ello y así, desde esa sensación de unión extrapolarlo a todo aquello que hacemos, donde se implica el funcionamiento de mis músculos que ofrece un equilibrio de tronco adecuado, la mejora de una ejecución de cada uno de estos miembros anteriormente nombrados y una postura mucho más correcta donde la realización del movimiento es más adecuado.

La importancia de la conciencia de cada uno de los músculos que hace mantener una postura erguida, nos hace más simple la complejidad de un movimiento. Algo tan fácil, que automáticamente la "persona sana" ejecuta, como quitarse la chaqueta de un chándal, y que antes para mí era impensable. Ahora soy más cociente de cuál es el músculo que debo de tener en cuenta para hacer ese simple gesto y llevarlo a cabo. Me he sentido muy contenta al haber conseguido esa conexión, tomando conciencia de cada músculo en proceso (a veces no total pero si parcialmente) llegando a desvestirme de la parte de arriba, algo que hasta ahora no había podido conseguir desde que padecí el Infarto Medular.

Además, con ello he llegado a obtener más alineación de mis hombros mejorando a la vez mi postura habitual y corrección de sobrecarga de hombros.

También he trabajado mis piernas a través de la conciencia de cada uno de los músculos que de las mismas, haciendo, de forma asistida, cada uno de sus movimientos y descargando peso en ellas. Para el descargar ese peso, mi cuerpo se ha puesto de pie gracias al plano inclinado. 

                                                 (Ejemplo del plano inclinado)



La sensación es muy emocionante, porque he vuelto a sentir la presión de todo mi cuerpo bajo mis pies. Es hermoso poder visualizar el mundo que me rodea a través de mi altura sin tener que alzar la cabeza. Es placentero sentirse por un tiempo como un preso sin cadenas. Es gratificante apreciar mi alma ardiente de alegría reflejada en mi rostro por una hermosa sonrisa emanada desde lo más adentro de mi ser. Y desde ahí trabajar mis limitaciones para que vayan siendo menores. 

De esta forma, puedo decir que así es como comienza a crecer un grano de arena, que junto con otros puede llegar a formar una gran roca llena de estabilidad y seguridad aferrada a la tierra que le creó. Así, paso a paso, poco a poco y gracias a mis grandes reeducadores (mis fisioterapeutas y mi terapeuta ocupacional) que me ayudan a remodelar mi escultura, poco a poco, pero sin pausa, siento de nuevo el funcionamiento de mis músculos.

He de parar y reflexionar en la manera en que un movimiento bien realizado puede llevarme a sentir la primavera renacer desde mis adentros, despertando mi luz y viendo que todo en esta vida tiene un sentido y un por qué




.... a cada uno de los aportadores del reto de Sheila a los amigos, familiares, conocidos y no conocidos... GRACIAS por darme esta oportunidad de estar aquí, disfrutando de esta gran oportunidad que en la distancia os trasmito y os brindo. 

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